Los negocios con la lengua

“Dichoso el pueblo que ama a los que son capaces de pensar por sí mismos.”  Dietrich Schwanitz

Con el fin de la Guerra Fría, los gobiernos dominantes del mundo pero también los grandes productores de dinero y poder, han descubierto en la cultura una de las mas jugosas justificaciones para sus actividades políticas y corruptoras de la vida social. La cultura ha reemplazado en los poderosos a las religiones y la vida social sólo tiene brillo si se es culto y objeto de culto. Hoy no hay país que no cuente con unos y unas cuantas benefactores/as de las artes y las letras. En Colombia, con no ser muchas, pueden contarse con los dedos de dos manos y figuran en cualquier lista del candidato a la presidencia mejor favorecido con sus propios votos. La cultura es hoy el gran negocio de los gestores de poder.

Un artículo reciente de José Daniel Fierro, publicado en Rebelión, explica los mecanismos de estas poderosas instituciones de control cultural. Según Fierro, las Fundaciones sin ánimo lucro y sus gerentes, en especial las que dicen velar por el destino de la lengua, están generando grandes ganancias creando y expandiendo vastos entramados de comercialización de bienes intelectuales públicos y privados. Ese sería el caso de la Fundación Español Urgente, creada por la Agencia Efe y el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, que con la estrecha colaboración de la Real Academia Española, el Instituto Cervantes y la Fundación San Millán de la Cogolla, ofrece entre sus servicios el de corrección de textos a gran escala para empresas de publicidad y comunicación, que en últimas controlan la propaganda de los estados y los poderosos. Esta Fundación habría firmado ya acuerdos con RTVE, Agencia Efe, Telecinco, Federación Nacional de Empresas de Publicidad y las universidades de Castilla-La Mancha y Alcalá de Henares, entre otros.

Otro de los nuevos tentáculos e instrumentos de los poderosos en el mundo hispánico sería la Real Academia Española y sus filiales o asociadas. La RAE es una fundación sin ánimo de lucro con un patronato presidido por el Rey Don Juan Carlos de Borbón y que integran empresas como  Telefónica, Grupo Vocento, Grupo Prisa, Caja Duero, IberCaja, Caja Madrid, Banco Santander Central Hispano, Repsol YPF, Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, Fundación Endesa, El Corte Inglés, IBM, Iberdrola, Grupo Leche Pascual, Endesa, Fundación La Caixa, Espasa Calpe, Editorial Castalia, SM Ediciones, Fundación Santillana o Círculo de Lectores, empresas, todas ellas, que reciben beneficios fiscales tanto en su casa matriz como en el países donde actúan. Pero la RAE recibe además, como casi todas sus filiales y asociadas, digamos la Academia de la Lengua Colombia y el Instituto Caro y Cuervo, en nuestro caso, para su funcionamiento dineros estatales. Sin embargo la RAE y sus tentáculos está ahora adjudicando contratos diversos a las editoriales y empresas culturales privadas como en el caso del Diccionario Panhispánico de Dudas que es hoy el gran negocio de la Editorial Santillana, del Grupo Prisa, que publicó, también, la edición de los 500 años de El Quijote, de los cuales se han vendido, sólo en América, unos dos millones de ejemplares de cada uno. El escándalo se agrava si recordamos que hace un par de años en las páginas Web de la RAE podía usarse el Diccionario Panhispánico y era de gran uso entre profesores, traductores, correctores y lexicógrafos que ahora deben comprarlo en su versión impresa.

Otros son los temas de que trata el artículo del señor Fierro, y a él remitimos a los lectores.

En el caso de Colombia, hay que recordar puntualmente que tanto el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Relaciones Exteriores y los Institutos de Cultura de las grandes ciudades, en especial los de los Distritos de Bogotá, Medellín, Cartagena, etc., dedican buena parte de sus fondos a financiar eventos que organizan personajes y empresarios culturales vinculados, a través de lazos comerciales y políticos con los grandes consorcios multinacionales tanto Españoles, como Mexicanos o Brasileños. ¿Cuántos de los dineros que se adjudican cada año a las fundaciones y empresas culturales colombianas no son en últimas tentáculos de los políticos que gerencian los Grupos Prisa, Davivienda, BBVA, Cemex, Banco de la República, etc., etc.? ¿O, cuantos nuevos ricos, u ociosos, no están creando Salones de Poesía o Clubes Literarios, o Galerías de Arte, o Emisoras de Música Antigua, donde invitar a sus familiares y relacionados, a fin de darse algún lustre ante la penosa vida cotidiana que de manera irremediable nos lleva a la vejez y la muerte?

Umberto Cobo