Noticia sobre Li Bai

La China medieval conoció su más grande esplendor bajo el reinado de Xuan Zong, entre el setecientos doce y el setecientos cincuenta y seis, años que marcan también el esplendor de la dinastía Tang. Bajo su reinado, la riqueza y prosperidad del país corrieron a la par con una inusitada plenitud de las artes y en especial de la poesía.
Siendo la organización y crecimiento de sus ejércitos su mayor cometido, Zong reformó los exámenes para los cargos administrativos, reorganizó las universidades, purificó los ministerios de Historia y Moral y conoció, apoyó y persiguió a muchos de los poetas de su tiempo. Chang´an, la capital del imperio, llegó a albergar más de dos millones de seres y el comercio a través del Indico y el golfo Pérsico permitió el establecimiento de colonias de comerciantes árabes, y comunidades judías y cristianas fueron asentándose en las ciudades populosas, donde levantaron sinagogas y templos. En los palacios de Zong se daban cita, al lado de los letrados, monjes confucianos y budistas. Esta relativa libertad de expresión es una de las fuentes del florecimiento de la poesía bajo los Tang. Confucianos, taoístas, mahometanos, maniqueos, zoroastros y cristianos nestorianos pudieron intercambiar y confrontar sus creencias y numerosos monjes viajaron o vinieron del Japón y la India permitiendo la expansión de la filosofía china.
Quizás podamos llamar estos años renacentistas, pero la historia nos confirma cómo Xuan Zong se adelantó en varios siglos a ese encumbramiento cultural y comercial de la Italia del mil cuatrocientos.
Los orígenes de la poesía en China se remontan, como en todas las culturas antiguas, a las canciones populares. De ellas tomaron los poetas clásicos sus ritmos y medidas, a pesar de las diferencias de asuntos que existen entre las del Norte y las del Sur; aquéllas, en su mayoría amorosas; éstas, reflejando la vida nómada y las penurias causadas por las guerras. Pero en todas encontramos ese acento que luego reconocemos en Bai o en Fu. Doy dos muestras, una del Sur, la otra del Norte.

La noche es larga y no concilio el sueño.
Cuan brillante está la luna;
Pienso en la forma como me llamabas
Y en silencio, digo, sí.

La más conocida de las canciones del Norte es la de Chih Len:

En el río Chih Len,
Cerca de la montaña Yin-Shan,
El cielo es como una tienda,
Redondo, cubriendo la llanura.
El cielo es gris y sin sombras
Y la pradera es inmensa.
Allí sopla el viento y la hierba se dobla;
Allí puedes ver los bueyes y las ovejas.

Bajo la influencia de estas canciones surgió el "nuevo estilo", que iba a oponerse al "estilo palaciego" fomentado por el emperador Wen, de la dinastía Liang (347-415); poemas ricos en color y refinamiento que hablan de la vida sexual de mujeres y homosexuales, reflejando el estilo de vida del reinado.
Los emperadores Tang tuvieron especial predilección por la poesía, fueron poetas e invitaban a los nobles a escribir. La Antología de la poesía Tang reúne unos dos mil trescientos, dando prueba del fervor que alcanzó este arte, convertido hoy en un raro objeto de placer.
Con Du Fu (712-770) es Li Bai (701-762) el más genial de los poetas chinos y uno de los primeros en todas las lenguas. Un retrato de Liang Kai, del siglo trece, lo presenta de alta estatura, de cuerpo fuerte, la cabellera anudada por un broche de jade, la frente calva, una larga y lacia barbilla y "boca de tigre". Es uno de los pocos que existen de Bai y está en el Museo Nacional de Tokio.
Nadie sabe con certeza dónde nació Bai, pero se supone que en algún lugar de la provincia de Szechwan. Se cree que cuando tenía cinco años la familia se mudó a Chang Ming y parece que su padre era comerciante. A pesar de su baja extracción social, Bai decía descender del emperador Wu Chao, de quienes procedían los Tang. Pudo ser cierto pues Hsüan Tsung nunca negó que Li fuera su primo. Pero puede ser otra de las imposturas del poeta. Según los archivos de Szechwan y de acuerdo a la leyenda, la madre de Po, que no era de origen chino, lavaba ropa en el río Ching Lien. De esto deducen los investigadores que Bai tuvo una educación diferente a la que recibían los niños de familias chinas y que para él, en su juventud, pudo ser difícil reconocer a China como su país natal. Quizás ello explique por qué Baino estudió en los clásicos confucianos sino en libros raros o eclécticos y que tuviera una acentuada afición por la esgrima y una locura irreprimible de ser inmortal. A Baile atrajo siempre el taoísmo, que es de alguna manera liberal y promete la inmortalidad. Su sueño se ha llevado a cabo. Baiaparecía ante sus contemporáneos como una especie de samurai, con un claro sentido por la justicia, un enorme calor humano y un orgullo bien concebido.
No es casual entonces que a los diecinueve fuera recibido por un antiguo ministro de educación que le auguró una brillante carrera como poeta. Entre los veinte y los veinticuatro vivió en las montañas y no bajaba a pueblo alguno, dando de comer a cientos de pájaros que venían a sus manos. Baiparece haber estado seguro, desde joven, de sus méritos, pues comenzó a rechazar los halagos burocráticos y se negó a hacer oposiciones para puestos oficiales sin que esto le impidiera casarse con la nieta de un ministro. Tenía veintiséis años, dos antes de comenzar su peregrinaje por las provincias donde fue haciéndose conocer y adquiriendo renombre. Dado a la bebida, su matrimonio se deshizo. Sin empleo, sin dinero, el poeta recurría cada vez con menos éxito a los administradores locales en busca de trabajo. Los años que pasó en An Lu fueron penosos pues vivía de la caridad pública o de hacer inscripciones funerarias. Aburrido de esta vida decidió mudarse a la capital, Lo Yang. Volvió a aislarse en las montañas, reuniéndose para beber y cantar con cinco sabios amigos, "Los seis ermitaños de la cinta de bambú", en Chu Lai, la montaña donde ofrecían libaciones a la luna.
Se sabe que su prestigio hizo al emperador llamarlo a la corte, donde habría sido recibido sin protocolo y cálidamente. Otras Versiones indican que tal encuentro no sucedió y que sólo fue invitado a formar parte de un grupo de notables en la academia Han Li, pero lo cierto es que cumplidos los cuarenta Bai era conocido hasta por el mismo emperador y hay anécdotas muy divertidas sobre sus posibles visitas a la corte y sus entrevistas con el Hijo del Cielo. Sin embargo, nunca fue empleado por la corte. La razón era sin duda su alcoholismo. En un poema, Tu Fu dice que en este período Baitenía como amigos a "Los ocho inmortales del vino" y que permanecía borracho. "Cuando el emperador le llamaba, recuerda Fu, él rehusaba ir pero repetía que era uno de los inmortales".
Li Bai dejó Lo Yang, la dorada metrópoli, cuando tenía cuarenta y tres años y desconocemos las causas de su partida. En ese año, el setecientos cuarenta y cuatro, Bai conoció a Fu. Tenía treinta años, y como Li, carecía de empleo y había perdido las oposiciones para un cargo estatal. Fu quedó hipnotizado por la personalidad de Bai y decidieron vivir un tiempo juntos, cazando, bebiendo y discutiendo de poesía y política. Sus futuros encuentros, en distintos pueblos, fueron siempre con ocasión de visitas a monjes taoístas por los cuales se interesaban. En uno de sus poemas Fu recuerda esos días:

Yo también soy un visitante en Tung Men.
Mis sentimientos hacia tí son los de un hermano:
Cuando estamos borrachos, dormimos bajo la
/misma manta en las noches de otoño.
Y durante el día caminamos abrazados.

A finales del setecientos cincuenta y cinco, en noviembre, An Lu Shan (703-751) se rebeló contra la dinastía Tang y en un mes tomó Lo Yang y se proclamó emperador. En medio de estas batallas Hsüan Tsung fue perdiendo control del poder hasta que uno de sus hijos, el príncipe Yung, decidió declararse emperador de Kiang Ling, llevando sus hordas Yang-Tse abajo hasta Nanking, mientras sus tres hermanos recapturaban el resto del imperio y dejaban al padre con el título honorario de "El más respetado emperador".
Durante los disturbios Bai deambuló por Anhuei y Kianzu, viviendo en una colina llamada Lu Shan. El príncipe Yung le hizo formar parte de su secretariado y parece haberle gustado aliarse contra el emperador, pero en marzo del setecientos cincuenta y siete Yung fue derrotado y Baipuesto en prisión de Chinkiang, donde dijo que su vinculación con el príncipe había sido contra su voluntad. Fue desterrado a Yeng Lang, hasta que otro de los emperadores, de estos reinos de taifas, le concedió amnistía. Bai murió en el setecientos sesenta y dos, en Tan Tun, Anhwei, mientras quería abrazar la luna que se reflejaba en las aguas de un lago. Sus restos permanecieron insepultos por cuarenta años hasta cuando un viejo amigo, visitando a las nietas del poeta, supo de la indigencia de éstas y pagó una tumba para sus restos en la Montaña Verde, donde el poeta quería descansar.
No hay duda que los más grandes poetas de este período son Bai y Fu, y una comparación de sus textos y vidas mostraría muchas de sus diferencias de carácter y concepciones. Pero es verdad también que Bai fue el primero entre los escritores de su tiempo. Tuvo la fortuna de dejar sus sentimientos, libremente expresados, en textos de veinte o veinticuatro palabras y en otros más extensos, escritos quizá involuntariamente, obedeciendo, apenas, los dictados de su alma.

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