Alex Fleites

Sobre la belleza

Es bello
el colibrí
–sus alas
tornasol,
su pequeño
corazón
irradiante–
detenido
en pleno
vuelo

Es bella
la buganvilla
que
sobrevivió
a los escasos
días que duró
el invierno
–invencible
entre las hojas
pardas,
sostenida
apenas
por la rama
que terminará
quebrándose–

El colibrí
ha venido
a libar
precisamente
en esa flor,
a destruir
su precario
equilibrio

¿Será
que la belleza
no puede
dejar de
alimentarse
de sí misma?

Primeras noticias del derrumbre

Al techo de la casa
le han salido manchas de humedad
Si se miran bien, dos rosas inconclusas
Aunque también dos rostros,
dos pámpanos marinos
y hasta dos soles negros
sobre nuestro breve cielo
de estar cómodamente acongojados

Mañana alguien, diligente,
va a reparar las lozas
que la lluvia cincela,
y cobrará por ello
un precio intolerable

Nada va a quedar
del presagio de las floraciones
Olvidaremos, por un tiempo,
el inaplazable comienzo del derrumbe

Es momento para hablar de hombre a hombre

Los que no creemos en el cielo,
los que ciertas noches de sables cruzados,
mosquetazos detrás de las palmeras
y quejidos de horcones
que malamente sostienen la casa,
pensamos que, después de todo,
no estuvo tan mala la función;
si nos mueve un presagio,
apenas somos asistidos
por tres golpes quedos
en la puerta o la mesa;
y ante la falta de noticias del hijo,
nos asalta el recuerdo
de la pata del conejo que quedó,
desangrándose, en la trampa

Que no creamos en el cielo
de ningún modo quiere decir
que no queramos entrar al cielo,
ese blando lugar donde
está prohibido envejecer,
no mueren los amigos,
no hace falta el pan,
ni hay que perseguir mujeres
Ah, el cielo. Cualquier cielo
Que uno pueda ser, sin más,
pastando nubecitas
Y el vino grueso
no sea alegoría
de la sangre de nadie,
y un dios aguafiestas
no nos mire
por el ojo de la cerradura

Para Orestes Gaulhiac


Alex Fleites (Caracas, 1954) vive en La Habana, donde ha publicado la mayor parte de su obra, entre cuyos libros de poemas figuran A dos espacios (1981), De vital importancia (1984), Ómnibus de noche (1995) y Un perro en la casa del amor (2003). Ha sido traducido al inglés, francés, italiano, portugués, ruso, alemán y servio.

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