Pepe Barroeta

Marzo

Tengo 62 años.
Hoy 26 de Marzo 2005
el ataúd contiene el cuerpo
de Marina.

Mi primera esposa
conmueve la quietud de quien
llenó tu corazón adolescente
el adiós de tanta vieja pasión
el mundo sin orilla.
Trato de hablar en ella

Celebro
perdono el porvenir
Entre el silencio y ofrendas
la sepultura
el gusano de seda que junta
y separa.

Mediodía

Se pusieron trapos
en mis ojos
si cagaras
sería menos ridículo
No pondría
- por ejemplo y etcétera -
el gato y la camisa al revés.
Sería menos valiente mi palabra
en la última cena de amor.
Si pusieras tus piernas encima del plato
tus nalgas en la avena
ocultarías mi muerte.

Sirenas

En el patio muere Razón.
Nada queda de mi cuerpo orgulloso
de mi mano de leche
contra el universo
bebo el placer del cielo enfermo
atado a una migaja de amor
disuelta por el agua.
Sé que puedo llegar a Itaca
desde toda intemperie.
Me importa la lluvia
La razón sola de la lluvia.
Itaca queda en mis zapatos
Odio el camino.
Sirenas y ocio flotan
sobre el poema.

Tránsito

La muerte me salva de la muerte.
Escondo
Un pájaro
Quebrado
Gozo de mis partes altas
y bajas.
Incierto
Con el vigor terrible de la nada
Tumbo de hastío mi lengua hostil.

El pozo

Cambió la utopía
por un pozo séptico
donde convivir despoja
toda inclinación de poder.
El trueque ha resultado
por ahora
beneficioso.
Percibo mis olores y mis dolores con naturalidad,
toco paredes y hallo el diálogo cortés
de un personaje que remueve mis culpas
y me sirve café. El personaje sabe que luego
de la toma iniciamos con puntualidad
el reparto de las barajas.
El azar nos aleja de la
utopía y convierte la incertidumbre
en una emocionante vuelta de tuerca.
Los pocos visitantes se desnudan en un mínimo
ángulo del pozo
convencidos de que la libertad es la manera
de llegar sin miedo a la muerte.
El pozo séptico representa otra cara de la moneda:
no se habla de persecuciones, odios guerras.
Usted viene y caga.
Una vez hecho lo que Dios manda puede salir
a disfrutar la vida, a apostar la baraja
sin necesidad de perder o ganar.
Puede regresar porque siempre hay un pozo
que nos reclama.


Pepe Barroeta (Pampanito, 1942), Doctor en Literatura de la Universidad de Paris; miembro de La Pandilla de Lautrèamont y de La Tabla Redonda , es uno de los más prestigiosos poetas de la Venezuela actual.

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