Bai Juyi

Poema loco para mis sobrinos

El mundo desprecia a los iletrados;
yo, indigno, conozco de signos y pinceles.
El mundo desprecia a quienes no tienen cargos;
yo, indigno, ocupo un puesto importante.
Con la edad, el hombre enfrenta males y sinsabores;
yo, por gracia, no sufro de nada.
Al envejecer llegan fatigas y penas;
hoy acabo de casar a mis hijos.
El corazón en paz, nada me molesta;
el cuerpo tranquilo, sin compromisos.
Es así, desde hace dos lustros,
mi espíritu y mi cuerpo logran reposo.
Y, además, en mis últimos años
no necesito gran cosa.
Un traje de piel mientras pasa el invierno;
una sola comida para llenar el día.
No diré nunca que mi casa es pequeña,
sólo un cuarto necesito para dormir.
¿De qué vale tener muchos caballos?,
no se pueden montar dos a la vez.
Hombres afortunados como yo,
son sólo siete de diez.
Hombres de corazón feliz como yo,
es difícil encontrar uno entre ciento.

Para comentar las apariencias, hasta los tontos son agudos;
para mirarse a sí mismos, hasta los sabios se equivocan.
Como no me atrevo a tratar de todo esto con los demás,
dedico este loco poema a mis sobrinos.

Ligeros y gordos

Con paso arrogante invaden la alameda;
Las monturas de sus caballos resplandecen entre el polvo.
Me atrevo a preguntar quiénes son esas personas;
me responden: Son eunucos del palacio imperial.

Cinturones escarlata de nobles funcionarios;
los de insignias púrpura son todos generales.
Se jactan de asistir al banquete de la Guardia de Honor;
galopan sus caballos como nubes ligeras.

De las jarras amontonadas desborda vino añejo;
Reunidos los ocho manjares de la tierra y el agua.

Sin piel las mandarinas de Dongtung;
rodajas de arenque; pescados del Estanque Celeste.

Hartos de comer, con el corazón satisfecho;
excitados por el vino, se tornan aún más altivos.

Este año la sequía ha golpeado al sur del río;
en Quzhou los hombres comen hombres.


Bai Juyi (772—846) nació en la ciudad de Taiyuan, provincia Shanxi. Más tarde se trasladó al distrito de Weinan, provincia Sha´anxi. En su juventud pasó momentos muy difíciles, llevando una vida errante. A los 29 años de edad, logró un gran éxito en un examen imperial del más alto grado; a los 35 años, pasó a ser miembro de la Academia Imperial y hasta sirvió como ministro de Justicia en la corte. Sin embargo, poco después fue degradado y enviado a la prefectura de Jiujiang, provincia Jiangxi, para que se desempeñara como un mandarín local, lo que le implicó un duro golpe. Luego siguió trabajando como mandarín local en varios lugares, como prefecto de Hangzhou y Suzhou. Murió en Luoyang, provincia Henan y fue sepultado en la montaña Longmen.

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