Vislumbres y honduras

Valoración múltiple sobre León de Greiff es un libro que le entrega al lector la opinión, el ensayo, el leve comentario, algunas cartas y en ocasiones el estudio de más de setenta autores sobre la obra de León de Greiff. Amplio panorama sobre uno de los autores más comentados, ensalzados y controvertidos de la literatura colombiana.

Y es probable que nunca haya acuerdo, porque la suya es una obra que presenta no pocas dificultades, tanto en su composición experimental de grandes rupturas formales, como en el afán innovador que la condujo a un inevitable hermetismo, que algunos señalan de alta poesía y riqueza lingüística y cultural, y otros de simple alarde e insubstancialidad.

Germán Espinosa termina su exaltada valoración proponiendo a De Greiff para el premio Nobel de literatura en 1975. Darío Ruiz, en 1976, no da un pito por la obra del poeta, argumentando su gratuidad, cuando no un vano intelectualismo.

De entre los dos extremos es posible, en este amplio recorrido, subrayar la importancia y valía de miradas que observan con lente de justicia la obra de De Greiff. Eso tiene de bueno este libro: muestra con generosidad cómo se le ha visto al poeta, desde muy distintos tópicos de su obra y desde épocas muy disímiles.

Asombra el ensayo "Sobre unos versos de Leo Legrís", escrito en 1920 por Luis Alzate Noreña para la revista Voces, de Barranquilla, por la percepción totalizadora del poeta, quien a la sazón contaba sólo 25 años, a partir del manuscrito de un libro de sus poemas. Asombra no sólo por la acertada crítica a la lírica del momento, sino también, y ante todo, por la certera valoración que hace de León de Greiff. A partir de un puñado de poemas, adivinó el futuro contradictorio y potente de su obra "Falta en este conjunto homogeneidad, lo cual es un buen augurio para un poeta joven, porque esto demuestra que no se siente muy contento de sí y que no se eternizará en esas solas impresiones" (pág. 183).

En otro de los equilibrados y lúcidos ensayos de este volumen, Hernando Valencia Goelkel, con su acostumbrada sabiduría, decía en 1967, basándose en la obra completa de León de Greiff: "No voy a decir [...] que este volumen de sus obras es de una permanente calidad inalterable. No: en el libro sobran poemas —no pocos de ellos—, así como en los mejores poemas sobran versos, porque la poesía de De Greiff es acumulativa, aluvial, y resulta muy difícil decir donde debiera cesar la enumeración y empezar el silencio" (pág. 314). Fernando Charry Lara escribe, quizá, uno de los mejores ensayos sobre el poeta y su obra, publicado originalmente en la revista Eco en 1977. En efecto, el respeto y la admiración por la obra del autor no lo inhiben para ser crítico y elocuente ante las reservas que le suscita dicha obra. El afán desbocado por volverlo todo música es una de sus anotaciones desfavorables, intuyendo allí un experimentalismo que dañó sin duda esta poesía. En su ensayo de trece páginas, Charry Lara dice más cosas que muchísimos otros en supuestos, largos y tediosos estudios.

En "León de Greiff el lujuriante, el musical, el satírico", Germán Espinosa se compenetra con su acostumbrado tono altivo y erudito, con el poeta, cuya obra y personalidad admira con razón. Primero, porque no puede negarse una empatía lógica entre los dos escritores cuya soberbia y desdén son fama, y segundo, porque Espinosa tiene el don especial de estudioso y descifrador de claves de la historia y la literatura, como en efecto ocurre en torno a la obra de De Greiff.Al final de este artículo, como ya señalé, el autor pide el premio Nobel de literatura para el poeta de Medellín, uniéndose en dicho clamor a Germán Arciniegas e instando al gobierno nacional a hacerlo oficialmente ante la Academia sueca. ¿Razón, emoción o desmesura del joven Espinosa?En uno de esos temas que, al anunciarse, más parecen una amenaza que una promesa, Julia Álvarez de Dross, con "La experiencia amorosa de León de Greiff", brinda un acercamiento riguroso y culto al tema del amor del poeta, o mejor, al tema de la mujer, mediante un texto inteligente que supera con creces cualquier suspicacia: "La mujer en León de Greiff se acerca más a una imagen hierática por imposible, que a una figura femenina, viva y concreta. Se halla determinada por una imposición que en el orden de la historia se atenuará hacia el siglo XX con el descubrimiento y la aceptación de un yo personal, ambivalente, contradictorio y proyectivo" (pág. 304).

En fin, a la obra de De Greiff se le escruta en múltiples aspectos en este libro, con el riesgo inminente del agotamiento. El amor, el humor, la música, la real y la inventada geografía, las raíces europeas, el Bolombolo mítico y el parroquial, sus heterónimos, lo erótico, lo sensual, los neologismos, las invenciones joiceanas, y un largo etcétera andan por estas 537 páginas. De Luis Vidales a Juan Lozano y Lozano, de Daniel Samper a Laureano Gómez, de Héctor Rojas Herazo a Nicolás Guillén, de Luis Tejada a Germán Arciniegas, de Fernando González a Cecilia Hernández de Mendoza, de Germán Espinosa a Abelardo Forero Benavides...

Un libro que se justifica por la compleja y vasta personalidad de León de Greiff, no sólo en lo biográfico, sino, ante todo, por la expansión adherente de su obra, su experimentación, la singular prolijidad de sus ritmos y asonancias.

Porque con este libro, de alguna manera, se hace justicia, paradójicamente, a alguien que fue despectivo ante ofrecimientos, homenajes y lisonjas. Que además contó más con la incomprensión de sus contemporáneos y no tuvo suerte con los editores, que lo publicaban de manera deficiente, como lo muestra Daniel Samper en este mismo libro. Pero que además gozó del aprecio y reconocimiento de quienes sí lo leyeron y lo aprendieron de memoria. Hasta hoy, veintidós años después de su muerte.Aunque no tuviese el pretexto de conmemorar los cien años del nacimiento del poeta, esta valoración múltiple de León de Greiff tiene por sí el mérito de colocar en un mismo escenario voces divergentes sobre un autor y una obra que han dado y sin duda seguirán dando qué decir en el ámbito hispanoamericano. Así lo atestiguan los muchos artículos, ensayos y estudios que se han publicado a lo largo de casi todo el siglo sobre su obra, y las últimas y decorosas ediciones, tanto de aquí como de allá, de su prosa y su poesía. Trabajo exhaustivo el del escritor Arturo Alape, compilador, quien, una vez más rinde homenaje a su propia vocación literaria con este libro. Lástima sí las permanentes faltas de lenguaje a lo largo de todo el texto, que, no graves, lo demeritan un tanto. Un botón: nunca se unificó el tratamiento que los autores dieron al "de" Greiff. Unas veces con mayúscula entre nombre y apellido: León De Greiff, otras con minúscula: León de Greiff (lo correcto); unas veces con minúscula ante el apellido solamente: de Greiff, otras con mayúscula: De Greiff (lo correcto); y en ocasiones una construcción fea y confusa: "de de Greiff...".

Un lector desprevenido, mediante este libro, nunca sabrá como se escribe León de Greiff. Pero en fin, sí sabrá como escribió León de Greiff.

Luis Germán Sierra .