Que es la poesía para Floriano Martins?

El griego Embeirikos decía que la poesía es la “proceso de pulir zapatos”. En el mismo poema decía aún: “esta correría no termina”. De cierta manera, toda definición es limitativa. La poesía se deja salpicar por toda materia humana. El hombre la proclama como el canto de su gravedad, de su vivencia. Aún más, al final de un poema digo: “Siempre habrá algo imposible de alcanzar”. Por lo tanto, lo mejor será no definirla, pero si seguir su curso viendo que podemos aprender con ella.

Cuales son los autores que más han influido en su obra.

No comparto mucho esa idea algo inexacta de las influencias que, en el caso de un escritor, siempre lo remiten a un pensamiento literario. Por el contrario, creo que lo que predomina en el autor es su propia experiencia de vida. En mi caso, agregaría un dialogo que casi siempre entablo con algún libro cuando estoy escribiendo. Puedo pensar en libros como “The white goddess”, de Robert Graves, o “Le Coupable”, de Georges Bataille, “Diario de muerte´” de Enrique Lihn, o “O livro egipcio dos mortos”, “El Blasfemo coronado”, de Humberto Díaz-Casanueva, lecturas que me han acompañado mientras escribía algunos de mis libros. También puede mencionar a “París Concert”, de Keith Jarrett o “Os Carvões de Goya”, o Joe´s Garage de Frank Zappa, Las canciones de Tom Waits etc., pero sinceramente no creo que se pueda hablar de influencia. Bueno, siendo nosotros la suma de todo lo que somos y seremos, es natural que todos los poetas estén en mi, sin que cupiera resaltar alguno de ellos. Sin embargo, es interesante un zambullido en la existencia humana, en el gran alboroto común, ajeno a todas las afinidades convencionales, literarias o no.

Que relación encuentra usted entre la filosofía y la poesía?

No creo en ninguna de esas dos fuerzas desgarradas de una inmanencia que le es peculiar, o sea, la relación intrínseca entre el hombre y su realidad. Cualquier intento de alejarse de esa inmanencia, por ejemplo, reducirla a la mera técnica (mística o poética) solo lograrán que el hombre se aleje de si mismo. Pero tengamos en cuenta que poesía es creación, invención, en contrapartida la filosofía es reflexión sobre lo creado o su deseo.

El tiempo y la memoria son dos temas recurrentes en su obra. Cree usted que el tiempo de la escritura es un tiempo mágico que eterniza el asombro del poeta ante la vida, sus emociones, vivencias y anhelos?

No hay exactamente un tiempo mágico; a lo que podríamos llamar mágico, es a nuestra relación con el tiempo; y esta magia debe llevarse en la piel de lo que escribimos, pues en realidad es lo que estamos viviendo. Tal experiencia palpitante, diaria, no la podemos aislar de una memoria, sea del pasado o del futuro. El escrito de un poema refleja la vida de su creador, consecuentemente, encierra tanto lo sublime como lo contrario, siendo el asombro del poeta más intrínseco a su capacidad de percepción que a la de la realidad.

El crítico Rolando Toro ha comentado que “su proyecto es subversivo, ajeno a los valores convencionales”, en que medida su obra se revela contra la tradición poética del Brasil?

En mi poesía hay un componente metapoético que se asemeja un poco a los autores Jorge de Lima o Dante Milano. Se trata da la reflexión constante sobre el pensamiento poético en si mismo; en mi caso una crítica a la relación entre poeta y sociedad. Por otra parte, en mi poética, hay componentes de la tragedia (personajes, dialogo, trama, coro) que le prestan una dramática singularidad no observada en la tradición lírica brasileña. La subversión a que hace referencia Rolando Toro es sobre el vicio de forma, beletrista, parnasiano, característico en la poesía brasileña, solo roto en escasos momentos en toda su historia.

Usted se considera un poeta surrealista, cuan importante resulta la analogía en su proceso creador?

Debo aclarar esa cuestión. Mantengo una relación entrañable con el surrealismo, sobretodo si pienso en algunos poetas hispanoamericanos, como por ejemplo: Enrique Molina o Ludwig Zellier que siempre me han interesado mucho. Pero, no me considero un surrealista, pero si alguien que hizo suya la defensa del Surrealismo, si tenemos en cuenta que en mi país había una idea bastante distorsionada sobre él. Además de ese aspecto, no me incluyo encasillo en las clasificaciones usuales.

En lo referente a la analogía, naturalmente es la clave de todos los conflictos que canalizo en mi proceso creador, las relaciones entre visible e invisible, posible e imposible, mundo creado y mundo por crear. La analogía como una transgresión de lo fácilmente perceptible, de lo que solo se ve en apariencia. Como destacó Rolando Toro, vemos en mi poética un “lenguaje que para vivir debe inquietar su cuerpo”. Tal inquietud se refleja en las formas que encarna, deslindando sobre infierno y paraíso, Eros e Tanatos, y sobre todos los pares que conforman la gran aventura humana, reconociendo las similitudes ocultas, restituyendo el misterio de la imagen, su profunda mística que transgrede todas las leyes del pensamiento lógico.

De sus primeros libros de poemas a su última producción ha habido algún cambio estilístico fundamental?

Seguramente. Confieso que durante mucho tiempo no encontré una voz propia. Tanto en la forma como en el contenido, vivía un poco al abrigo de algo ya escrito. En un principio, escribí mucho pautado por el discurso, despreocupado con la forma. Después, me influencie bastante por Beat Generation y el universo de las comiquitas, mezclando esas dos lecturas en escenas que ya se parecían a lo que escribo hoy. Pero solo a inicios de los 90, definí una poética que fuera la gran suma de todas las vivencias y percepciones, una escritura polisemica, cuya complejidad estructural no fuera a penas una articulación retórica, pero si una estrategia esencial a la propia resolución de los desafíos impuestos, definida por un sentido natural que incluía códigos, casi una voluptuosidad de la escrita.

Cuando y porque surge su interés por la literatura hispanoamericana?

Resulta de la asociación de curiosidad con exasperación. Cuando leí el prologo de una edición de la Obra Completa de Vallejo allí vi mencionados dos o tres otros poetas que yo desconocía. Siguiendo sus pistas, me encontré con varios, lo que me llevó a hacer averiguaciones cada vez más intensas, hasta que se descortino ante mis ojos un mundo completamente diferente, fascinante en su raíz y desdoblamientos. Desde entonces busco un posible encuentro entre esas múltiples poéticas que constituyen la América Latina.

Como se ve en Brasil la poesía hispanoamericana actual?

Sigo lamentando que en Brasil no se vea poesía hispanoamericana, pero podemos hablar de iniciativas aisladas o de algún ejercicio traductorio entre jóvenes poetas. En un plan editorial, en mi país, no se toma en cuenta, la existencia de una poesía hispanoamericana. Es muy raro ver alguna edición, despojada de cualquier carácter programático que nos haga creer en la existencia de un dialogo entre dos culturas. Prueba de ello, es que no tenemos una idea clara de lo que es la poesía en América Hispánica. Un caso reciente es el encanto que algunos poetas brasileños sienten por lo que llaman neo-barroco (o neobarroso, como prefieran), solo justificado por nuestra ignorancia sobre los grandes postulados poéticos de generaciones anteriores.

Como Brasil encarna una vez más su mito beletrista, con todos los vicios formalistas que lo caracterizan (en que otra tradición poética sería posible la concretización?), lo que percibimos de la actual poesía hispanoamericana son justamente aquellos acentos que se identifica fácilmente como un retroceso en su densa e iluminada tradición.

(Septiembre de 2000) Carmen Virginia Carrillo