Pasternak

Entonces la Unión Soviética no llevaba delante eso de "antigua", que hoy también se pone delante de Yugoslavia, y algunos otros países. Era la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la URSS, y empezaban a pasar los tiempos peores. Estamos en 1957, hace unos años que ha muerto Stalin, pero la guerra fría, la represión y los campos de concentración de Siberia –el Gulag– seguían funcionando sin tregua. Por eso 'El doctor Zhivago', una novela que critica duramente el régimen comunista, no pudo publicarse en Rusia. Y produjo un auténtico escándalo cuando a su autor, el poeta Boris Pasternak, le concedieron el Nobel de Literatura al año siguiente, 1958. Las autoridades soviéticas proclamaron que era un libro panfletario, metiroso y reaccionario. El tiempo les ha quitado la razón en esto, com en todo lo demás.

Boris Pasternak, nacido en 1890, publicó su primer libro de poemas en 1917, y a partir de entonces se le reconoció como uno de los grandes poetas rusos. Pero entre 1933 y 1943 no pudo publicar nada. Las autoridades de la URSS de la época prohibían cualquier cosa que no se ajustase a las directrices del llamado realismo socialista. Un estilo que obligaba a escribir –y componer o pintar– de modo que lo entendiesen unos dirigentes totalitarios intransigentes y paranoicos. Quien no hablase del heroico pueblo, de los logros que en agricultura supuso el uso de los tractores, de la industrialización desmedida que ha llevado a la contaminación actual, era un traidor. Y de eso fue acusado Pasternak, como otros poetas, escritores, pintores y músicos rusos, muchos de los cuales pasaron parte de su vida, e incluso murieron, en el destierro de Siberia donde llega la primavera cuando el termómetro sube de diez grados bajo cero.

A pesar de eso –y haciendo ocasionales concesiones– Pasternak comsiguió volver a publicar, con escaso o ningún eco. Y siendo acusado siempre de esteticista decadente. Hasta que su única novela, 'El doctor Zhivago', publicada casi al final de su vida –murió en 1960– le hizo famoso y todavía más perseguido por las autoridades. Aunque la repercusión internacional del libro, le evitó cárceles y deportaciones.

Las historia de los amores de Yuri Zhivago con Lara Giodorovna, eje de la narración, se desarollan sobre el telón de fondo de la historia soviética de aquellos tiempos. No se ahorran detalles de las duras condiciones de vida del pueblo, que oficialmente no existían. Están presentes los manejos y fanatismo de los miembros del aparato comunista dispuestos a todo –y no quedaba excluida la tortura o la pena de muerte– con tal de perdurar en el poder.

Pero en la novela lo que cuenta, en definitiva, son esos amores sobre un paisaje que Pasternak adoraba y que transmite tan bien, que el lector termina por compartir sus sentimientos. Las descripciones son magistrales, las sugerencias que proporciona la naturaleza siempre encuentran eco en cualquier persona con una mínima sensibilidad y, sobre la desolación y el miedo, destacan los sentimientos, abortados en definitiva por las condiciones históricas.

No se trata, pues, de un panfleto en absoluto. Con los años 'El doctor Zhivago' ha ganado en hondura y emoción que sólo parcialmente recoge la película que rodó David Lean, con Omar Sharif y Julie Christie. Un libro, además, que permite entender lo que pasa en estos momentos en una Rusia, donde al partido comunista lo han sustituido las mafias.

El mundo libro, Madrid Diciembre 4, 200/Manuel Antolín Rato