Cotidianidad y metáfora

Nacido en la Rusia aún imperial de 1890, la vida de Boris Pasternak refleja admirablemente las trágicas circunstancias que rodearon al intelectual soviético en los crudos años del estalinismo.

Nacido en el seno de una familia muy vinculada a la cultura -su padre Leonid Pasternak, de ascendencia judía, era un pintor afamado y su madre la excelente pianista Rosa Kauffman-, Boris estudió composición durante seis años antes de interesarse por la Filosofía, de la que cursó estudios primero en la Universidad de Moscú y después en la Universidad alemana de Marburgo.

Al estallar la I Guerra Mundial fue declarado no apto para el servicio militar. En aquellos años simultaneó la escritura de versos -su primer poemario data de 1914- con su trabajo en una planta química en los Urales.

Pasternak es, de una u otra manera, más conocido por su creación novelística, especialmente, la obra titulada el Dr. Zivago. No obstante, en este breve texto trataremos de valorarlo en su dimensión poética, a través de poemas que él mismo en su momento desdeñara, pues es bien sabido que aún, en ésta que es su obra cumbre, al final introduce la poesía como cierre de lo relatado en esta magistral obra. Es decir, Zivago es un poeta, al igual que su creador.

Poeta Versatil

Este texto titulado apenas Poemas, recopilado por la Editorial Letras Vivas en Julio del 2001, recoge parte de los versos más representativos de su actividad aun desde sus inicios hasta su obra madura.

Es decir, que por medio de la lectura de esta obra se puede valorar las distintas facetas del autor. Pasternak fue un poeta versátil que logró atravesar las diversas corrientes que imperaban en la época: desde el simbolismo pasando por el futurismo, entre otra cantidad de «ismos».

No obstante, los versos de Pasternak llevan una enorme carga de realidad. Estos no tratan de ocultar los referentes propios de lo cotidiano. En ocasiones da la impresión de que está relatando un hecho elemental, como en su poema improvisación.

Pero esto no significa que sus versos son un reflejo, un calco fiel de la realidad, pues Pasternak la describe a través de figuras que van desde la metáfora hasta la sinécdoque en sus múltiples variantes.

La noche como elemento poetizable

Pasternak postula que todo lo circundante se puede volver sujeto poético. Al igual que Lorca y Neruda, quienes poetizaban sobre distintos tópicos que, en ocasiones parecen inverosímiles, Pasternak dedica metáforas a los pinos, así como a la noche en sus distintas facetas.

La noche parece ser uno de los sujetos poéticos más agradables para este autor. Esta sería una relación de parábola quizá entre su posición política y el contexto en el que le tocó vivir. Es decir, existe una relación estrecha entre su estética y la noche como elemento poetizable.

No es gratuito que muchos de sus poemas se atrevan a declarar a la noche como compañía, como guía, como seductora, entre otras figuras utilizadas al menos en los poemas aparecidos en esta obra.

En este sentido la obra de Pasternak crea una especie de estética, en la que se imbrican tanto los tropos como los sujetos dentro de una misma posibilidad metafórica. Pasternak vuelve creación lo que autores como Paul Ricoeur han teorizado como «La metáfora Viva». De ahí las perspectivas que le introduce muchas veces a un mismo sujeto: la noche o las fechas por ejemplo, en las que se presentan como calidoscopio a través de su poesía.

El Nuevo Diario, Managua, 26 de Agosto del 2002/Carlos Midence