Nuala Ni Dhomhnaill
por Umberto Cobo

Nuala Ní Dhomhnaill (Lancashire, 1952) es una de las poetas más destacadas de Irlanda hoy. En 1957 su familia regresó a la Península de Dingle, reducto gaélico-parlante del Condado de Kerry, donde creció. Se licenció en University College Cork y después fue a vivir a Holanda con su marido. Luego se trasladaron a Turquía donde pasarían otros tantos años. Finalmente, regresó a su país, donde ha vivido desde 1980, en Dublín, con su marido y sus cuatro hijos. Su obra, que ha sido traducida a varios idiomas, ha merecido la atención de la crítica mundial gracias a la admirable labor de traducción al inglés de reconocidos poetas irlandeses contemporáneos como Seamus Heaney, Michael Harnett, Paul Muldoon, John Montague, Eiléan Ní Chuilleanáin, Medbh McGuckian, Michael Longley, etc .En 1991 recibió The American Ireland Fund Literary Award.. Entre sus títulos destacan An Dealg Droighin (1981); Féar Suaithinseach (1984); Rogha Dánta (1986); Pharaoh’s Daughter (1990, Enlish and Irish); Feis (1991); The Astrakhan Cloak (1992); Selected Poems (1993); Cead Aighnis (1998) y The Water Horse (1999). Nuala Ní Dhomhnaill es una de las pocas poetas de Irlanda que escribe exclusivamente en gaélico-irlandés y ha sido elogiada por sus esfuerzos para revitalizar su lengua dentro de la poesía moderna.

Aunque hija y nieta de irlandeses, vivió su infancia en hogares que hablaban su lengua nativa, pero al salir de su casa en Sutton Manor Coalfield en Lancashire inició su trato con el gaélico y sus tradiciones y también la escritura de poesía. Dos de sus poemas escritos en inglés a la memoria de Bob Kennedy y Martin Luther King fueron publicados en la revista de su escuela. Y fue entonces que cayó en cuenta que escribir en inglés no era apropiado ni natural para ella, y comenzó a redactarlos en gaélico. Con uno de esos textos, enviados al Iris Times ganó su primer premio.

La lengua de Irlanda “es la actividad literaria de continuidad más antigua en la Europa occidental” dice ella, quien siente que tiene que justificar su dedicación a algo que algunos expertos consideran una lengua muerta. Y se burla de dicha clasificación preguntando: si la lengua irlandesa está muerta, ¿en qué la convierte a ella? ... ¿En un fantasma andante? ¿En un espectro lingüístico?”. Ní Dhomhnaill ensalza la tradición lingüística irlandesa, así como los matices que la convierten en medio poético único y por tanto indispensable:

“La lengua del Gaeltacht [reducto geográfico de lengua materna gaélica] donde crecí se desprendió de la historia antes de la Ilustración, y antes de otras muchas cosas, incluida la mojigatería victoriana, y precisamente esta no es una lengua mojigata. Es una lengua muy abierta y nada sentenciosa acerca del cuerpo y sus orificios. Se da el caso de devotos católicos que tienen un habla muy picante que se convierte fácilmente en vulgar una vez traducida al inglés, pero es simplemente nádúr, natural, en irlandés”.

Y añade que su dedicación a la lengua gaélica se ve intensificada por “un profundo sentido que traspasa el envoltorio agradable y tranquilizador de lo inmediato, y por ser fuente inagotable de recreación lingüística e imaginativa” . Se refiere aquí al mundo de las hadas, duendes, tritones y sirenas, cuya influencia está muy arraigada en la vida diaria de los gaélico-parlantes en Irlanda. En su poema El asunto de la lengua, que publicamos en esta entrega. Ní Dhomhnaill intenta contestar las dudas de sus críticos entorno a su supuesta insensata apuesta creativa por la lengua irlandesa.

Su obra, como hemos dicho arriba, centra su atención en el rico patrimonio tradicional irlandés. Mitos, folclore, la fuerza femenina y el vínculo sólido con la tierra son los temas por excelencia de sus poemas. Su poesía es sutil, sin pretensiones y libre de metáforas, que para ella son atávicas y dificultan el ejercicio de la expresión poética. A estos hay que agregar los mundos mitológicos clásicos griegos y romanos, sobre los que todavía escribe. Sus poemas míticos expresan una realidad alternativa que forma parte de nuestro mundo, de la misma manera que le es ajena. Su poema Dafne y Apolo trata del ardoroso encuentro entre estos dos personajes míticos y sugiere un trasfondo sensual y sexual que denota fuertes vínculos terrenales, al tiempo que apunta hacia las simpatías de la autora por la joven, mientras ofrece una alternativa, en tono irónico, que sugiere las consumaciones amargas de la tradicional dominación masculina sobre la existencia y energía (logos) femeninas.

Otro de sus temas es la recreación de historias centenarias que persisten en la psique de campesinos y escritores irlandeses. Cree que ciertas historias populares inspiran emociones y reacciones difícilmente reproducibles hoy en día en las versiones recicladas y rebajadas de la misma historia. Otros tratan del lógos o energía femenina, de la fuerza de la mujer durante el embarazo y la represión sufrida por la mujer aún en la sociedad actual. Ní Dhomhnaill compara dicho lógos con su inspiración poética, relacionándolo así mismo con sus impactantes imágenes y su conmovedora sensibilidad.

Su estilo es tan sencillo que en sus apariencias pareciera reflejar la sencillez de la naturaleza. Sin embargo, al igual que la naturaleza, contemplar los secretos que esconde cualquiera de sus poemas es descubrir todo un mundo de complejidades, entretejidas a modo de fino tapiz de significados. Y aún cuado se refiera al agua de los ríos, o los peces que saltan en la oscuridad de las noches, sus poemas entran en una profunda ligazón con su entorno, posiblemente deseando vincular su propia existencia con la energía que supuestamente emite su país.

Ní Dhomhnaill ha librado una batalla constante contra los críticos que menosprecian sus esfuerzos por mantener la lengua irlandesa viva y en buen estado. Lucha por conservar la pureza de la lengua irlandesa en su obra a la luz de acontecimientos políticos y sociales. Se mofa, a su vez, de la gente que se enorgullece de lucir su ignorancia de la lengua irlandesa, que recelan de los orígenes del saber popular y que consideran la lengua irlandesa una lengua muerta. Y teme, en cierto modo, la persistencia de tal ignorancia, que acabaría por eliminar el ya exiguo porcentaje de hablantes de gaélico-irlandés en Irlanda.

El asunto de la lengua

Deposito mi esperanza a bordo
de una barquichuela de palabras
igual que se deja una criatura sobre una cesta
entretejida
con hojas de lirio
reforzada en la base
con betún y pez

luego la dejo entre los juncos
sobre el angosto cauce que abre la banshee
a la orilla del río
mira a ver
por dónde la lleva la corriente,
Moisés, mira tú, invidente,
¿quién salvará a la Hija del faraón?

(Traducción del original de Rosana Herrero y Maria Smith)

Dafne y Apolo

Cuando el archipoeta creó una obra para ti,
como sabueso que husmea infructuoso el rastro de una liebre,
tu estirpe se le entumeció en forma de pirueta de patinador,
arabesco en caja de música, ramita torcida.

Las venas de tu pie se esparcieron entre el barro,
una piel de encaje cubrió tu pecho, brotaron
hojas en las ramas de tu cabello, un torso
de madera te chupó los brazos y las piernas;

tu espíritu mortal flotaba allí donde relucía el árbol.

El inmortal trazó incluso la veta de tu tronco,
sintió tu pulso amedrentado entre las ramas templadas,
besó cada una de ellas como si fueran una de tus muñecas;
las manos de laurel que ensambladas coronaban
cabezas triunfantes celebraban su pasión....

Di sin más, por choteo, que le seguiste el juego
que las hojas de la puerta de tu corazón
se atestaron de par en par,
sin que sus esclusas bloquearan el asalto epifánico –
¿cuál hubiera sido el resultado?

No es que fuera un tipo de rompe y rasga,
sino el dios-sol derramando inspiración y gracia,
que alardeando de cuerpo a aquellas horas mañaneras
sería capaz de enardecer al viento de
la faz del mar. Cuando este arpista
tensa sus cuerdas, la culebra
se erige en muestra de atención; en este coro
matutino, el silencio se vierte como un cisne.

(Traducido por Rosana Herrero a partir de la traducción al inglés de Medbh McGuckian)

El peinado fiel de Marianne

Habiéndose lavado las manos de agua para siempre,
ya no pueden ni siquiera volver a ducharse.
Restriegan los recipientes de la casa
con un Fairy concentrado de ceniza y orina,
más una pizca de arena,
y ponen tanto ahínco
que convencen tanto o más
que los anuncios de la tele.

Se exfolian con esencia de rosas
y se frotan el cuero cabelludo con champú seco
para hombres de la marca Boots,
o con meros polvos de talco.

De ciento en viento,
cuando se humedecen el cabello,
lo hacen con agua tibia del grifo,
que debe ser aplicada antes del atardecer
por la siguiente razón de peso:

Hace algún tiempo, una vecina
estaba trillando lino junto con sus dos aprendizas,
a quienes sólo les permitía lavarse el cabello
una vez finalizado el turno de tarde.
La faena se alargó hasta bien entrada la noche,
y como no hubiere señal alguna de descanso,
una de las muchachas se metió un copo de ceniza en la boca,
la otra una brizna de broza.

En torno a la medianoche se oyó un golpe en la puerta,
Y una voz gritó: “¡Al infierno
el vientre de ceniza! Pero quédese
el vientre de brezo – y lárguese por la puerta
el vientre que esté vacío!”

La mujer de la casa y la cenicienta
se esfumaron,
quedando la muchacha de brezo
para contar el cuento:

el cual ha llegado hasta nuestros días
para sobresalto
de sirenas adolescentes.

(Traducido por Rosana Herrero a partir de la traducción al inglés de Medbh McGuckian)

La sirena en la sala de partos

Algo se removió dentro de ella
no el deslumbrante meteorito de su aleta
pero en el catre,
una hendidura de hielo larga como un cuerpo,
lánguida como los tentáculos de un alga roja,
fláccida como el cebo en un anzuelo.

“Dios mío, qué alaridos son estos –
como en la Noche de los Cuchillos Largos –
medio personal borracho como un tritón,
y el resto a lo sumo
poco de fiar.
No lo soporto más”.
Y agarró y dirigió sus patitas marinas
hacia la puerta.

Llegó la hora de la verdad
cuando se encontró a sí misma rodando por el suelo
y a ellas vivitas y coleando.
¿Estaban estas criaturas empalmadas a ella,
o era ella la que se había acoplado a ellas?
Tuvo que ser la enfermera
la que le puso al corriente
de la situación:
“Lo que tienes ahí, querida,
es una pierna,
son dos para colmo.
Pierna primera,
pierna segunda,
izquierda, derecha,
una delante y otra detrás”.
No es de extrañar
que en los largos meses que se sucedieron,
mientras se le aplanaba el empeine
hasta acabar pies planos,
que su encefalograma acabara también aplatanado.

(Traducido por Rosana Herrero a partir de la traducción al inglés de Medbh McGuckian)

El estuario del Shannon da la bienvenida al pez

El brinco del salmón
En la oscuridad –
Acero desnudo
Escudo de plata ;
Y yo dando la bienvenida, red –
Tendida y escurridiza
Llena de algas
De remolinos contenidos
De rabos de anguilas.

Es todo carne
Este pez
Apenas hueso
Menos vísceras
Veinte prietas libras
De músculo tenso
Esforzado
Hacia su nido entre pulcro musgo
Y yo canto una nana
A mi amor
Ola tras ola
Verso tras verso,
Mi fosforescencia, una sábana bajo él
Mi elegido, arrastrado de lejos.

Los habitantes marinos y la palabra escrita

Si bien sabían leer y escribir en su lengua de besugos
desde el primer día de su llegada,
y a sus crías se les enseñó a redactar
hasta el cierre de la escuela insular
por parte del Ministerio de Islas Desecadas
allá por los años 50 (según cuenta la historia,
por miedo a avalanchas),

nunca cogieron un bolígrafo
ni cultivaron la prosa autóctona;
nadie inventó historias ni ficciones
ni asumió el san benito de escritor.
Desdeñaron el bicho raro de la imprenta
y no supieron sacar provecho
de la existencia fabulosa y encantada
que una vez les perteneció.

“Cocina submarina”, “La isla embelesada”,
“Viejos cuentos del cajón de Davy Jones”,
“La ninfa de mar lo muestra todo”
son algunos de sus Premios Anti-Booker.
Por supuesto que se arrepienten de su pecado,
y muchos anhelan el paraíso,
pero tampoco es que se desborden
pues saben muy bien
que se trata
de un camino de sentido único,
y aunque son una especie en vías de extinción,
grandes y pequeños, no son capaces
de hacer una canción y bailarla
ni en prosa ni en verso:
dejan el honor
para los habitantes de las Blaskets.

(Traducido por Rosana Herrero a partir de la traducción al inglés de Medbh McGuckian)

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