Verano Brisas

La promesa de Josué

Pero a Rajab, la meretriz, así
como a la casa de su padre y a todos
los suyos, Josué les conservó la vida.

Biblia de Jerusalén

Derribaré las murallas al son de mis trompetas
y pasaré por las armas a todos los jericoanos
sin ningún remordimiento.
Pero a Rajab, la puta bella,
respetaré como a mi propia persona
lo mismo que a su descendencia.
Guardaré para ella la nobleza de mi estirpe
y la fuerza viril de mi potente falo.

Si me regala el fuego de sus profundidades,
como ahora deseo y ordeno,
haré parar el Sol en lo duro del combate
hasta vencer al enemigo.
Impondré mi dominio en la tierra de Canaán,
y entonces Rajab, la más puta y la más bella,
si es tierna y complaciente con mis ansias,
se verá colmada de innumerables riquezas,
producto de mi conquista y mi saqueo.

Me casaré con ella, haciendo en esa forma
que lleguen Jeremías y Ezequiel,
tras muchos otros profetas,
necesarios en la historia de este tiempo,
como testimonio de mi gloria imperecedera
en los siglos venideros.

Zorra mía

Como dice Aristóteles, y es verdad,
el mundo trabaja por dos cosas:
la primera para tener el sustento;
la otra cosa es para conseguir unión
con hembra placentera.
Libro del buen amor

Hagamos el amor, aquí y ahora,
no importa que camino prosigamos,
si a Roma o Jerusalén.
Eres mi puta preferida,
la que tiene hambre y sed de mí,
la que espera mi paga cuando da cobijo
a este falo enhiesto y enrojecido
por los efectos de una larga espera.

Ejerzamos en cualquier lugar:
bajo los carromatos de las praderas,
en tiendas abandonadas de alejados caseríos,
en suntuosas residencias,
o simplemente en la hierba,
ante la mirada cómplice del cielo.
Pero ejerzamos ahora, zorra mía,
cuando aún cae con fuerza
la lujuria del Sol sobre los pastos.

Las tres huríes

Y las tres se presentaron en la plenitud
de su magnificencia ante el sagaz Ulises.

Luís López de Mesa

Soy Zamin,
descendiente de nobles y poderosos persas.
Tengo mi serrallo con ochocientas concubinas,
pero entre todas amo a tres
que siempre me han quitado el sueño:
Rubaiha, Salma Zaraqa y Sa’da.
Son tan bellas, delicadas... Y saben cantar.
Sus ojos azules, sus cabellos rubios
y su tez como leche con canela,
son el beso de Alá para mis noches.

Me regalan mechones de su pelo y trocitos de uñas cuando se las cortan.Me envían esquelas mojadas con sus lágrimas,
atadas primorosamente con cuerdas de su laúd.

Sa’da, la más tierna, llegó al extremo de incluirme
unos fragmentos de su cepillo de dientes,
a cambio de unas ajorcas con diamantes.

Rubaiha quiso ayer un cinturón hecho con seda de Catay,
unos zapatos de Arabia
y unas sandalias adornadas con rubíes.

Salma dice que se hará sangrar
si no luce una camisa impregnada de ámbar,
unos collares de alcanfor y siete velos de Nishapur.

No sólo estas tres tortolitas quieren arruinarme.
Las otras setecientas noventa y siete
se preparan ya para una huelga
si no les aumento sus mesadas,
antes de que el brillo rojo de la Luna nueva
se levante otra vez sobre el oriente.

Con todo el dolor que cabe en mi corazón
tendré que venderlas por un alto precio
al primer mercader que se interese en ellas.

Además de cantar, saben también danzar
y pulsan el laúd.
El movimiento de sus brazos y del talle
es un vuelo de aves sobre las palmeras.

¡Oh grande y poderosísimo Alá!
Ilumina el pensamiento de los mercaderes
para que paguen sin regateo,
por cada una de mis tres preciosas palomas,
un precio mínimo de ocho mil dinares,
aunque tampoco exijo más de diez.

Si eso no es agradable ante tus ojos,
permíteme entonces atacar con éxito
al más rico y débil de mis enemigos,
para saquearlo y llenar todas mis arcas,
aumentando así tu gloria
y la futura tranquilidad de mi serrallo.


Verano Brisas (Medellín, 1938), piloto de aviación y navegante de la mar océana, tiene una extensa obra poética casi toda inédita. Uno de sus libros es Cantos del verano. Los poemas que publicamos fueron cedidos a Arquitrave por Jaime Jaramillo Escobar.

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