Bei Dao
Por Eliot Weinberger

Bei Dao es el poeta contemporáneo chino mas traducido en el mundo occidental. Nació en Beijing en 1949, el mismo año de la creación de la República Popular China y es un producto de la Revolución Cultural : sus años de estudiante de bachillerato los pasó en el campo construyendo puentes y carreteras y fungiendo de herrero. En los primeros años setentas, él y un grupo de jóvenes poetas comenzaron a escribir de una manera que conscientemente rechazaba la literatura folclórica y realista que había promocionado Mao Zedong en su famoso discurso del Foro de Yenán en 1942, (aunque Mao, que escribía poemas en estilo clásico, se consideraba así mismo una excepción) y nunca se acogiera a sus propios postulados revolucionarios. Los modelos que siguieron estos jóvenes poetas fueron las traducciones que habían hecho algunos poetas de la vieja generación modernista a quienes se había impedido publicar sus propios trabajos, pero que habían traducido al chino a prestigiosos poetas occidentales con diáfanas credenciales políticas como García Lorca, Neruda, Alberti, Eluard o Aragón, así esos poemas fueran radicalmente diversos en contenido y forma de lo oficialmente aceptado. Como cosa curiosa y coincidente, muchos de esos poetas europeos y latinoamericanos fueron, al tiempo, algunos de los más influyentes en la poesía de una nueva generación en los Estados Unidos.

La poesía que estos jóvenes poetas chinos escribían era imaginista, subjetiva y habitualmente surreal. Sin un contenido abiertamente político, su afirmación de las percepciones y sentimientos del individuo, y de la misma imaginación, fue considerada subversiva para la sociedad colectivista china. En 1978 los poemas del grupo se convirtieron en una suerte de conciencia poética de los estudiantes que se hacían parte del Movimiento Democrático. El poema de Bei Dao, La respuesta , con sus singulares y desapasionadas líneas: Yo- no- lo- creo , fue como el santo y seña del movimiento y fue reproducida incansablemente en los muros de Beijing. La nueva poesía, publicada en la primera revista samisdat china, llamada Jintian ( Hoy ), dirigida por Bei Dao, fue denunciada como menglong , oficialmente durante la llamada Campaña contra la polución espiritual . Menglong quiere decir literalmente neblinoso, vago, pero en chino no tiene las connotaciones románticas que en español o en otras lenguas occidentales. «Obscuro» o «vago» sería más exacto, pero en el mundo inglés y en otras lenguas se refiere a ellos como «poetas neblinosos». Jintian fue ciertamente clausurada, pero los jóvenes poetas adoptaron, con ironía, menglong como el nombre del movimiento y así se les conoce hoy.

Poesía obscura sería la etiqueta con la cual se distingue el cambio de conciencia de la siguiente generación que participó en las manifestaciones que terminaron por ocupar la Plaza de Tiananmen en 1989. Yo recuerdo una entrevista con Wuer Kaixi, uno de los líderes estudiantiles, algunos meses después de la masacre gubernamental que acabó con la protesta y muchos de cuyos líderes terminaron en prisión o en el exilio. Wuer, un campesino extensamente inculto de una región remota de China a quien le habían dado una beca para asistir a la Universidad de Beijing, le preguntaron de dónde había sacado sus ideas políticas y respondió: «las saqué de mi lectura de un poema de Bei Dao».

Bei Dao estaba haciendo lecturas de sus poemas en Europa cuando sucedió la masacre de Tiananmen. Supo entonces que no podía regresar a China y desde entonces ha vivido en el exilio, en diversos países, algunos del norte de Europa, donde, según sus palabras, «tenía que hablar en chino ante un espejo» y mas recientemente en los Estados Unidos. Durante siete de esos años a su mujer y su pequeño hijo no se les permitió reunirse con él. En 1990, Bei Dao revivió Jintian, como un lugar de encuentro de la diáspora china, pero aun cuando a muchos de los escritores que han colaborado en su revista se les ha permitido regresar de visita o permanentemente, a Bei Dao se le sigue prohibiendo el retorno, considerándole un peligro para una sociedad de mas de mil doscientos millones de seres, y la difusión e impresión de su poesía esta prohibida.

Hoy Bei Dao no es el poeta de aquellos tiempos «obscuros». Su trabajo ha crecido en complejidad, en parte gracias al descubrimiento, en el exilio, de poetas como Paul Celan y César Vallejo. Pero como muchos poetas que se hacen famosos en su juventud, su obra sigue siendo estimada a menudo con base a sus primeros poemas. Lo que ha llevado a que sea valorada en dos direcciones, que llegan al mismo punto, pero con argumentos enteramente contradictorios. De un lado, y por causa de los primeros trabajos que eran a menudo muy simples, y escritos, sin saberlo el propio Bei Dao, bajo la influencia de los mismos poetas extranjeros que influyeron en los jóvenes poetas americanos de los años setentas, algunos críticos occidentales han sostenido que su poesía es una suerte de poesía de aeropuerto, escrita para ser traducida de manera digerible con un estilo internacional, ignorando, de paso, toda la poesía que Bei Dao ha escrito en los últimos veinte años. Y del otro lado, hay críticos chinos que sostienen que mientras su poesía una vez habló directamente al pueblo, - la aparente obscuridad de ayer se torna entonces en la claridad de hoy-, actualmente, su poesía se ha vuelto deliberadamente oscura para llamar a atención de los sofisticados lectores de poesía occidentales, un argumento que de nuevo sostiene que escribe para ser traducido. Pero son precisamente los poetas de las nuevas generaciones los que están escribiendo, [en nombre de una poesía mas «china» y asequible], poemas saturados de anécdotas y referencias autobiográficas parecidos a los producidos en los talleres de creación de las universidades norteamericanas. Poetas «nacionalistas» que si escriben en un verdadero «estilo internacional».

Como traductor que he sido de la más reciente poesía de Bei Dao, leo estos argumentos con una cierta sonrisa. Si él está escribiendo con un ojo puesto en las posibles traducciones, debe creer en la omnipotencia de los traductores. Porque su poesía está cargada de cambios muy abruptos, trozos del habla cotidiana y de los discursos de los burócratas, con oblicuas e irónicas referencias a la literatura clásica china, a los dogmas del maoísmo, y los eventos contemporáneos. Uno de sus trucos favoritos, modelado a partir, quizás, de los renga japoneses y que parece natural en chino pero no en otras lenguas sucede cuando una línea del poema que llamaremos B complementa a otra A, pero es también el comienzo de una frase o pensamiento que termina completando una línea C.

Curiosamente, es esta complejidad la que vincula a Bei Dao, un radical moderno, con los clásicos chinos. Gracias a las maravillosas traducciones de Burton Watson, Kenneth Rexroth, Gary Snyder y sus seguidores, tenemos una imagen de los clásicos chinos es la de una poesía directa, sin adornos, simple y coloquial. En efecto, la poesía clásica china es tan liviana que requiere muchas lecturas para descubrir sus significados. Los poemas de Bei Dao, como aquellos de los tardíos poetas Tang Li Ho y Li Shang-yin, no pueden ser parafraseados, son una especie de misterios compuestos por raras e impresionantes imágenes y fragmentos del habla.

En este terrible siglo XX, hubo quienes hablaban directamente de lo que veían y otros que trataban de inventar un nuevo lenguaje para expresarse, Bei Dao pertenece al segundo grupo. Sus poemas no se refieren a la Revolución Cultural , el exilio o la continua represión de los intelectuales en una China de libre mercado, sino, por el contrario, a los acontecimientos externos, el mundo que los rodea, inventados o imaginados por uno de los más intensos poetas interiores del mundo de la poesía contemporánea.


Eliot Weinberger (New York, 1949), ha traducido al inglés a Borges, Paz, Huidobro y otros poetas latinoamericanos, por cuya labor ha recibido importantes premios. Es autor de una antología de la poesía norteamericana: Innovators and Outsiders (1993) y de una Anthology of Classical Chinese Poetry (2003). Su artículo sobre Bei Dao fue traducido por Harold Alvarado Tenorio.

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